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La Incubadora De Qubit
Charley Brindley






La Incubadora de Qubit

Por



Charley Brindley



charleybrindley@yahoo.com



www.charleybrindley.com



Editado por

Karen Boston

Sitio Web https://bit.ly/2rJDq3f



Traducido por

Jorge Ledezma



DiseГ±o de portada por



Charley Brindley

В© 2020



Todos los derechos reservados



Publicado por Tektime

www.tektime.it



В© 2020 Charley Brindley, todos los derechos reservados



Impreso en los Estados Unidos de AmГ©rica



Primera EdiciГіn Abril 2020



Este libro estГЎ dedicado a

la memoria de



James Seth Brindley


Otros libros de Charley Brindley

1. Oxana’s Pit

2. The Last Mission of the Seventh Cavalry

3. Raji Book Two: The Academy

4. Raji Book Three: Dire Kawa

5. Raji Book Four: The House of the West Wind

6. Hannibal’s Elephant Girl

7. Cian

8. Ariion XXIII

9. The Last Seat on the Hindenburg

10. Dragonfly vs Monarch: Libro Uno

11. Dragonfly vs Monarch: Libro Uno

12. The Sea of Tranquility 2.0 Libro Uno

13. The Sea of Tranquility 2.0 Libro Dos: Invasion

14. The Sea of Tranquility 2.0 Libro Tres

15. The Sea of Tranquility 2.0 Libro Cuatro

16. Sea of Sorrows, Book Two of The Rod of God

17. Do Not Resuscitate

18. Hannibal’s Elephant Girl, Libro Dos

19. The Rod of God, Libro Uno

20. Henry IX

Pronto:

21. Dragonfly vs Monarch: Libro Tres

22. The Journey to Valdacia

23. Still Waters Run Deep

24. Ms Machiavelli

25. Ariion XXIX

26. The Last Mission of the Seventh Cavalry Libro 2

27. Hannibal’s Elephant Girl, Libro Tres

Vea el final de este libropara detalles acerca de los otros.


CapГ­tulo Uno



West Chelsea, Ciudad de Nueva York



Martes por la maГ±ana, 10 a.m.



"Gracias por darme la oportunidad".

Catalina aceptГі la silla de roble de respaldo recto que le fue ofrecida. MirГі al hombre que estaba detrГЎs del escritorio mientras leГ­a su currГ­culum.

Treinta y tantos aГ±os, Seguro de sГ­ mismo, bien vestido. ВїMe pregunto si es el dueГ±o o el gerente?

La chica se ajustГі su falda corta azul, y luego apoyГі sus manos juntas en el iPad que tenГ­a en su regazo.

VГ­ctor Templeton estaba reciГ©n afeitado, tenГ­a una pequeГ±a cana salpicada en su cabello decolorado por el sol. Su rostro parecГ­a desgastado, cansado. MirГі a Catalina por un momento, pero su mirada fija no vacilГі. EscribiГі el nГєmero "7" en su cuaderno de notas.

"ВїQuГ© tenemos aquГ­...?" mirГі su currГ­culum, "ВїSeГ±orita Catalina Saylor?"

La mano de Catalina se disparГі al lado derecho del muslo, donde se dio una palmadita en la falda.

ВЎNo estГЎn aquГ­! La chica entrГі en pГЎnico. ВїCГіmo pude perderlos?

Su corazГіn se acelerГі. SacudiГі su mano de una manera y luego de otra, finalmente sintiГі un objeto familiar, y luego el segundo.

AhГ­ estГЎn. ВЎGracias a Dios!

El bolsillo oculto contenГ­a sus tesoros. Todas sus faldas y vestidos tenГ­an bolsillos ocultos en los pliegues de la tela. Nunca usaba pantalones o shorts. Sin su talismГЎn, estarГ­a perdida.

"ImГЎgenes generadas por sonido para los invidentes", dijo ella en respuesta a su pregunta.

VГ­ctor girГі un lГЎpiz amarillo en su escritorio. "Hmm... Вїcomo la ecolocalizaciГіn de los murciГ©lagos?"

La respiraciГіn de Catalina volviГі a la normalidad al disminuir su ritmo cardГ­aco. "Algo asГ­, pero usando la IA para convertir los rebotes del radar en una imagen no visual".

VГ­ctor garabateГі el nГєmero "8" en su cuaderno de notas. "Imagen no visual". No era una pregunta; repitiГі su frase como si tratara de darle sustancia. "ВїSiendo alimentada por el nervio Гіptico de la persona invidente?"

"No. Mediante la punta de sus dedos, haciendo de su entorno una imagen tГЎctil".

"Tiene diez minutos para venderme esta idea".

Catalina echГі la cabeza a un lado, como una niГ±a con un largo mechГіn de pelo que le irritara la cara; sin embargo, su cabello corto color marrГіn chocolate, pulcramente cepillado y echado hacia atrГЎs, apenas le cubrГ­a las orejas. Un poco de rubor en sus mejillas habrГ­a aГ±adido profundidad a su belleza escultural, pero nunca se maquillaba, consideraba que era una pГ©rdida de tiempo. Tal vez algГєn dГ­a, si alguna vez quisiera anunciar su disponibilidad para las citas.

AbriГі su iPad y lo colocГі en el escritorio, de cara a su entrevistador. Al llegar a la parte superior, presionГі una tecla.

Una figura esbelta con un largo bastГіn se materializГі en la pantalla blanca.

Catalina se sentГі, manteniendo su mirada en VГ­ctor.

Mientras miraba el iPad, la figura se movilizГі y se abriГі camino a lo largo de una calle bosquejada. La figura se transformГі lentamente en una forma humana: una mujer, luego se le agregГі ropa; una blusa florida y una falda larga, ambas en blanco y negro.

Golpeaba su bastГіn en la acera, sintiendo su camino.

La acera y los edificios adquirieron mГЎs detalles a medida que los sonidos de las voces murmuradas y el trГЎfico salГ­an de los altavoces del iPad.

Se aГ±adiГі color a la ropa de la mujer mientras se abrГ­a camino entre los peatones que pasaban; chartreuse para la falda, y un impactante naranja para su blusa. Los edificios perfilados se convirtieron en tiendas, con libros y joyas expuestos en las ventanas, mientras que una tienda de conveniencia se veГ­a delante de ella.

"ВїQuiГ©n hizo esta animaciГіn?" preguntГі VГ­ctor.

"Yo", dijo Catalina. "La mayor parte."

El entrevistador usГі su bolГ­grafo para tachar el "8" y escribiГі el "9" al lado.

La mujer invidente llegГі a un cruce de calles y se detuvo cuando el extremo de su bastГіn cayГі del borde de la acera.

InclinГі la cabeza, escuchando.

"ВїHay alguien ahГ­?" Su voz provenГ­a de los altavoces.

Una niГ±a, tal vez de diez aГ±os, se acercГі a su lado. "ВїQuГ© pasa?"

"Soy ciega. ВїPuedes ayudarme a cruzar la calle? Es la 47a, Вїverdad?"

"SГ­, lo es". La chica tomГі su mano. "ВїQuГ© le pasГі a tus ojos?"

"AfganistГЎn".

"EscalГіn". La chica llevГі a la mujer de la acera a la calle. "Podemos cruzar ahora. ВїResultaste herida en la guerra?"

"SГ­. ВїCГіmo te llamas?"

"MГіnica". Estamos en medio de la calle, pero aГєn tenemos la pasada".

"ВїVives cerca?"

"Dos cuadras". MamГЎ me mandГі a la tienda a por polvo de hornear. PrepГЎrate para subir a la acera".

El bastГіn blanco golpeГі por delante de la mujer. Cuando tocГі el bordillo, ella sintiГі la altura.

"Si no puedes ver, Вїpor quГ© llevas gafas de sol?"

DespuГ©s de subir a la acera, la mujer buscГі sus gafas y se las quitГі.

"Oh", dijo MГіnica.

Los ojos de la mujer estaban nublados, asustados y deformados.

"Ya veo lo que pasГі. Lo siento".

"No te disculpes. Gracias por ayudarme".

"ВїCГіmo te llamas?", preguntГі la chica.

"Me llamo Cindy".

Llamaron a la puerta de la oficina y luego una joven pelirroja se asomГі. "Su siguiente cita estГЎ aquГ­".

VГ­ctor mantuvo los ojos en el video mientras levantaba la mano hacia ella en un gesto de "Dile al solicitante que espere unos minutos".

Catalina mirГі fijamente a la pelirroja. Pendientes extravagantes. Perfectamente formados, dorados que encierran piedras de jade. ВЎOvales!

La joven mirГі a Catalina, luego asintiГі con la cabeza a VГ­ctor y cerrГі la puerta.

El video repentinamente retrocediГі hasta la figura esbelta en el primer cuadro. EmpezГі como antes, pero ahora, a medida que la animaciГіn avanzaba, el bastГіn blanco estaba equipado con un brillante cilindro de metal envuelto alrededor del eje, cerca del mango. Un brazalete de diseГ±o similar rodeaba la muГ±eca izquierda de la mujer. Ambos tenГ­an LEDs verdes parpadeantes que emitГ­an un suave pitido.

Cuando la mujer llegГі a la acera, moviГі el bastГіn hacia su mano derecha, y luego levantГі la izquierda, con la palma hacia adelante. El pitido se acelerГі. LadeГі la cabeza, y despuГ©s de un momento moviГі lentamente la palma de la mano abierta hacia la izquierda. Se detuvo allГ­, y luego moviГі su mano a la derecha.

La mujer invidente esperГі hasta que los sonidos del trГЎfico se detuvieron, luego extendiГі la palma de la mano hacia la izquierda, aparentemente comprobando si habГ­a algГєn coche que girara a la derecha y se pusiera en su camino.

Satisfecha de que estuviera despejado, se bajГі del bordillo y caminГі con confianza hacia delante, evitando un taxi amarillo que se habГ­a detenido a mitad de camino en el cruce de peatones.

Pronto estuvo del otro lado de la calle y caminando hacia su destino.

VГ­ctor se inclinГі hacia atrГЎs en su silla mientras Catalina tomaba su iPad, lo giraba hacia ella, y apagaba el video.

"Bonito". Entiendo el concepto", dijo. "Pero no sГіlo requerirГЎ un cГіdigo muy denso, sino que tendrГЎs que trabajar en la interfaz humano-computadora".

"SГ© que no serГЎ fГЎcil."

"ВїSabes de programaciГіn?"

"Hice la mayor parte de la programaciГіn del vГ­deo de demostraciГіn".

"ВїDГіnde aprendiste a programar?"

"AprendГ­ por mГ­ misma".

Victor marcГі "9" y escribiГі "10". "ВїPor quГ© necesitas la Incubadora de Qubit?"

"Para un lugar de trabajo. Y tambiГ©n necesitarГ© equipo de prueba electrГіnica".

"ВїPor quГ© no puedes trabajar en casa?"

"Comparto un pequeГ±o apartamento con una compaГ±era de piso a quien le encanta la fiesta y escuchar mГєsica a todo volumen".

"ВїA tГ­ no te gustan las fiestas y el ruido?"

"SolГ­an gustarme".

"ВїCuГЎntos aГ±os tienes?"

"VeintidГіs".

"ВїNo tienes otro lugar para vivir?"

"No puedo pagar un lugar por mГ­ misma, o el equipo que necesito".

"ВїTus padres?"

"No es una opciГіn".

"ВїTienes un trabajo?"

Ella asintiГі.

"ВїCuГЎnto ganas?"

Catalina vacilГі, arrugando su frente mientras miraba un cuadro en la pared detrГЎs de VГ­ctor. Era un gran Гіvalo horizontal que contenГ­a jeroglГ­ficos egipcios. Los sГ­mbolos eran caracteres en relieve cincelados en piedra.

"Trabajo en un café". Se llama Muere con... La chica trató de recordar el nombre. "Con turnos extras y propinas, cobro alrededor de cuatro mil al mes." ¿Muere con… qué?

"ВїY no puedes conseguir tu propio lugar en eso?"

"Tengo... um... otros gastos". Muere con los recuerdos... pero, ВїcuГЎl es la Гєltima parte?

El hombre marcГі "10" y volviГі al "8". "ВїQuГ© son?"

"ВїPor quГ© necesitas saber todo esto?"

"Srta. Saylor, Вїquiere ayuda de la Incubadora?"

"Por supuesto que sГ­. ВЎSueГ±os!"

"Entonces necesito suficiente informaciГіn para tomar una decisiГіn. Si tiene deudas de tarjetas de crГ©dito y sГіlo puede hacer los pagos mГ­nimos, nunca saldrГЎ de esa deuda trabajando en un cafГ©".

Muere con recuerdos, no con sueГ±os. Ella sonriГі. Todo dentro de un marco ovalado perfecto.

RespirГі profundamente, examinГі sus uГ±as por un momento, y luego exhalГі. "SalГ­ con un chico durante casi un aГ±o. PensГ© que tenГ­amos un futuro juntos, pero me engaГ±Гі para que usara mis cuatro tarjetas de crГ©dito hasta el lГ­mite, y cuando no pudimos cobrar nada mГЎs, me abandonГі".

VГ­ctor tachГі el "8" y escribiГі el "10" de nuevo. "ВїVes esa puerta?" SeГ±alГі al otro lado de la habitaciГіn, frente a la puerta que la joven habГ­a abierto antes.

Sus hombros se desplomaron. Ella asintiГі. "ВїMe estГЎ rechazando?"

"Pasa por esa puerta, escoge un escritorio vacГ­o y organГ­zate. Luego..."

Catalina chillГі con placer, saltГі de la silla y se acercГі a su escritorio. "ВЎВїHe sido aceptada?! No puedo creerlo. ВїPuedo abrazarlo?"










"No. Como decГ­a, vuelve a verme a las cuatro de la tarde. Ahora, borra esa sonrisa de tu cara y ve a buscar un escritorio. Tienes treinta dГ­as para probarte a ti misma".

"SГ­, seГ±or". Ella pasГі la mano por su rostro sonriente, dando paso a un serio ceГ±o fruncido. "Estoy en ello". Se apresurГі hacia la puerta.

Víctor sonrió mientras hacía una nota en el margen de su solicitud—30 días.



CapГ­tulo Dos



Catalina abriГі la puerta a empujones para encontrar un gran almacГ©n. EntrГі, dejando que la puerta se cerrara silenciosamente detrГЎs de ella.

El lugar habГ­a sido aparentemente una especie de fГЎbrica de ensamblaje hacГ­a muchos aГ±os.

La parte inferior del techo ondulado estaba a unos siete pies por encima de su cabeza. A seis metros de altura, un amplio balcГіn corrГ­a a lo largo de los lados del edificio. Varias puertas se alineaban en el perГ­metro exterior del balcГіn. Algunas estaban abiertas, pero ella no podГ­a ver el interior de las habitaciones.

Un gran bloque y una pila colgaban de una viga de acero. Un gancho de metal, del tamaГ±o del brazo de un luchador, estaba suspendido debajo del bloque oxidado en una cadena oxidada. Alguien habГ­a colgado un gran muГ±eco del gancho.

Catalina inclinГі la cabeza y entrecerrГі los ojos mientras miraba al muГ±eco, que tenГ­a una soga alrededor del cuello.

ВїEs ese Donald Trump?

El ГЎrea abierta central del enorme espacio tenГ­a treinta escritorios colocados al azar. La mayorГ­a estaban ocupados por hombres y mujeres concentrados en sus computadoras o construyendo modelos de dispositivos extraГ±os.

Un joven la mirГі, y luego volviГі a montar un enorme gadget de Tinker Toy en su escritorio.

Alrededor del ГЎrea abierta habГ­a una gran cantidad de cubГ­culos que servГ­an de ГЎreas de trabajo. Ella vio varias filas de estos cubГ­culos, que formaban semicГ­rculos alrededor y lejos del ГЎrea abierta, como un anfiteatro. PodГ­a ver el interior de algunos de ellos, y la mayorГ­a estaban ocupados.

Encuentra un escritorio vacГ­o, dijo.

Catalina caminГі por el ГЎrea abierta,pasando alrededor de algunos escritorios despejados.

Es bastante tranquilo aquГ­.

Alguien tosiГі. Una silla chirriГі. No se escuchaban otros sonidos. Pero se respiraba una atmГіsfera intensa en el lugar, como un aula durante un examen de cГЎlculo.

Se acercГі a un cubГ­culo desocupado. ColocГі su iPad en el escritorio despejado y probГі la silla. InclinГЎndose hacia atrГЎs, mirГі las paredes en blanco del espacio de trabajo.

Sólo necesita unos cuantos cuadros para…

"Oye, Piojo".

La chica casi se cayГі de espaldas. "ВїQ-quГ©?" MirГі hacia arriba y vio a una joven afroamericana asomГЎndose por encima de la pared.

"Los piojos viven en el toril", dijo la mujer. "No te conviertes en un zГЎngano hasta que hayas logrado algo".

Вї"zГЎngano"?

"Este cubГ­culo no te pertenece". La mujer negra desapareciГі.

ВїMe llamГі "piojo"?

Catalina recogiГі su iPad y fue al ГЎrea abierta del toril.

EncontrГі un escritorio con un dispensador de cinta adhesiva, grapadora, lГЎpices y una computadora de la vieja escuela.

Se sentГі en el escritorio, abriГі su iPad y buscГі una conexiГіn Wi-Fi.

"ВїQuГ© estГЎs haciendo?"

Ella se volteГі para ver a un viejo desaliГ±ado con una mano en la cadera y la otra sosteniendo una taza de cafГ© humeante.

"Yo-yo-yo estoy..."

"Yo-yo-yo-yo..." se burlГі de ella con voz cantarina. "Sal de mi silla".

Catalina agarrГі su iPad, se puso de pie y retrocediГі. "Lo siento".

"Por allГ­".

El viejo seГ±alГі con su taza de cafГ© hacia el borde del toril, donde un escritorio de metal gris y una silla a juego se erigГ­an como muebles de oficina recuperados y donados por alguna dependencia gubernamental, relegados a los valores atГ­picos.

La chica se dirigiГі al escritorio, y cuando se sentГі en la silla, pudo sentir el frГ­o metal a travГ©s de la tela de su falda.

El escritorio estaba alejado de los otros en el toril, mirando a una pared de ladrillo que parecГ­a mГЎs una pared exterior desgastada que el interior de un edificio.

Su mano, como si tuviera voluntad propia, sintiГі el bolsillo de su falda. DeslizГі su mano en este, sus dedos buscaron algo. Cuando tocaron la superficie lisa de uno de los objetos, ella sonriГі.

Arriba habГ­a un gran tragaluz que permitГ­a ver el cielo azul, pero sГіlo un tenue resplandor gris lograba colarse a travГ©s de los aГ±os de la suciedad adherida.

Al abrir su iPad, Catalina buscГі de nuevo una seГ±al de Wi-Fi. Finalmente, encontrГі "Qubit Inc." El cursor parpadeГі, y luego apareciГі un mensaje que pedГ­a una "CONTRASEГ‘A".

MirГі por encima del hombro a los otros piojos. No creo que sean de mucha ayuda.

El LED de "baterГ­a baja" comenzГі a parpadear en su iPad.

Vio una toma de corriente incrustada en la pared de ladrillo, a seis metros de distancia. TomГі el cable de carga de su bolso.

Un metro y medio de largo. ВїCГіmo voy a llegar a esa toma de corriente? ВїTendrГ© que mover el escritorio? MirГі a los otros y negГі con la cabeza. Un pequeГ±o piojo invisible. Eso es todo lo que soy. ВїRealmente quiero hacer esto? Al menos en casa puedo cargar mi ordenador y conectarme a Internet.

Volviendo a su iPad, intentГі "qubit" para la contraseГ±a, y luego "Victor", pero ninguna de las dos resultГі aceptada.

Si lo intento una tercera vez, podría bloquearme…

"Toril".

Catalina se girГі para ver a un hombre parado detrГЎs de ella. "ВїQuГ© demonios? TomГ© un cubГ­culo, y alguien me dijo que me largara al toril. Fui allГ­ y encontrГ© un escritorio. Entonces un tipo insolente me dijo que me levantara de su silla y viniera aquГ­. AsГ­ que ahora supongo que este es tu escritorio y tengo que volver al medio del piso y esperar a ver si queda algГєn escritorio sin usar. ВїPor quГ© todos son tan malos en este lugar?"

El hombre sonriГі mientras observaba su enojo.

"Bueno, al menos puedes sonreГ­r", dijo ella, y luego cerrГі su computadora y enrollГі el cable de alimentaciГіn.

El sujeto tendrГ­a unos treinta y cinco aГ±os, era corpulento, con la cabeza afeitada y una gruesa barba negra. Su descolorida camisa azul tenГ­a mangas largas abotonadas en la muГ±eca.










Jugaba con una banda elГЎstica roja, realizando un truco de prestidigitaciГіn en el que la banda elГЎstica parecГ­a pasar de un par de dedos a los otros dos cuando los doblaba en la palma de la mano, y luego los abrГ­a. Usando su pulgar bastante suavemente en su palma, casi parecГ­a magia mientras la banda saltaba de un lado a otro.

Tatuajes de hermosos jaguares se deslizaban por debajo de sus puГ±os, hundiendo sus sangrientas garras en el dorso de sus manos.

Catalina se puso de pie, lista para ir a buscar otro escritorio.

"'Bullpen' es la contraseГ±a". Su voz era suave, no amenazante. BebiГі de su botella de Coca-Cola.

"Oh". Se sentГі de nuevo. "Gracias".

AbriГі su iPad y escribiГі la contraseГ±a.

"Incubadora de Qubit". Conectado, asegurado".

DespuГ©s de abrir un navegador, se conectГі a su pГЎgina web.

Una vista borrosa de los Alpes llenГі la pantalla. Al agudizarse la imagen panorГЎmica, se deslizГі en un video desde el punto de vista de un aviГіn no tripulado acercГЎndose a la montaГ±a mГЎs alta.

"ВЎEl Matterhorn!", susurrГі el tipo.

Catalina asintiГі con la cabeza mientras miraba la pantalla.

El aviГіn no tripulado girГі ligeramente a la derecha, volando hacia un enorme glaciar. Al acercarse el video, apareciГі un punto rojo en el campo de hielo cubierto de nieve. El punto se hizo mГЎs grande y se convirtiГі en una mujer con un mono rojo. Ella saludГі al dron. MГЎs cerca aГєn, y se podГ­an ver esquГ­s, bastones de esquГ­ y una mochila amarilla.

Cuando el dron estaba a pocos metros, la mujer sonriГі, se ajustГі las gafas en su lugar y se alejГі.

El dron girГі para seguirla por la pendiente como si estuviera en un par de esquГ­s a quince pies detrГЎs de ella.

"Vaya", exclamГі el tipo. "ВїTГє hiciste el CGI?"

"SГ­. Esos veinte segundos de grabaciГіn tomaron tres semanas de codificaciГіn".

"Lo creo. Es hermoso".

"Gracias". Ella lo mirГі. "Soy Catalina".

"Adu Dhabi Wilson".

"ВїEn serio?"

"NacГ­ en Abu Dhabi, en los Emiratos ГЃrabes Unidos, cuando mis padres estaban destinados en la misiГіn diplomГЎtica de allГ­".

"Entonces, ВїdeberГ­a llamarte 'Adu' o 'Will'?"

"La mayorГ­a de la gente me llama 'Joe' o 'Piojo'".

Ella sonriГі. "Me gusta 'Joe'."

"Parece que necesitas una extensiГіn".

"SГ­", dijo Catalina.

"Y suministros de escritorio".

Ella asintiГі.

"Vamos".

Joe la llevГі a travГ©s del toril, donde la mitad de las veinticuatro personas voltearon a ver desde su estaciГіn de trabajo, mirГЎndolo como si fuera un traidor.

Ella lo siguiГі a lo largo de un pasillo entre los cubГ­culos.

Fuera del Гєltimo cГ­rculo de los espacios de trabajo, Will hizo un gesto a su izquierda. "AhГ­ estГЎ la cocineta". Unos pasos mГЎs allГЎ. "AhГ­ los baГ±os. Y..." Llegaron a una puerta mГЎs allГЎ de los baГ±os. "Este es el cuarto de suministros".

Will abriГі la puerta a empujones, para revelar filas de estantes de metal.

"Genial", dijo Catalina. "LГЎpices, cinta adhesiva, grapadoras, tablets..."

"Cables de extensiГіn". Le entregГі un cable nuevo, junto con un protector de sobrecarga.

"Grandioso". ВїPuedo tomar algunas otras cosas?"

"Claro. Toma lo que quieras. Todas estas cosas son para el uso de todos".

Ella cargГі todo en sus brazos y se dirigiГі a su escritorio. "ВїQuГ© pasa con el toril y los cubГ­culos?"

"ВїGustas algo de beber?" Joe preguntГі mientras se dirigГ­an a la cocineta.

"SГ­".

Will arrojГі su botella de Coca-Cola vacГ­a en un cubo de basura y sirviГі una taza de cafГ©. "Si tomas la Гєltima taza de cafГ©, empieza una nueva cafetera. Guardamos dos o tres galones al dГ­a. Los refrescos y jugos estГЎn en el refrigerador. Si ves que algo se estГЎ agotando, aГ±ГЎdelo a esta lista." Hizo un gesto con la mano hacia un tablero de borrado en seco en la pared al lado de la nevera. "Mantequilla de cacahuete crujiente". Mayo. M&Ms' estaban listados en la pizarra. "Nos turnamos para ir al supermercado". AbriГі un pequeГ±o bote. "Esto es la caja chica para la tienda. El Hada Buena repone el dinero cuando se agota".

Abriendo la nevera, le mostrГі el contenido: Coca-Cola, 7-Up, Mountain Dew, Dr. Pepper, zumo...

"Una botella de OJ, por favor", dijo ella.

AlcanzГі el zumo de naranja, mirГі su carga de suministros, y lo equilibrГі sobre su pila.

CerrГі la nevera y la llevГі de vuelta a su escritorio. "Cuando te aceptan para incubar, te arrojan al toril para que te hundas o nades. Si, despuГ©s de los primeros treinta dГ­as, sigues siendo una masa de tejido viable, obtienes un cubГ­culo. Dos meses despuГ©s, si los dioses te sonrГ­en, te elevas a la cima". SeГ±alГі.

Por encima de ellos, Catalina vio el balcГіn que rodeaba los cuatro lados de la zona del cubГ­culo y del toril. Dos escaleras circulares conducГ­an a Г©l. A la derecha, donde Joe seГ±alГі, habГ­a quince puertas. Algunas estaban abiertas, pero la mayorГ­a estaban cerradas.

"ВїQuГ© son?", preguntГі.

"Oficinas privadas".

"ВїPara quiГ©n?"

"Los monarcas".

"Vaya. ВїY esos tambiГ©n?" AsintiГі con la cabeza a quince puertas mГЎs en el balcГіn izquierdo.

Una joven con un Dr. Pepper subiГі por una de las escaleras y girГі a su derecha, mientras que la pelirroja de la oficina exterior subiГі la escalera opuesta y se dirigiГі a una de las oficinas. No llamГі a la puerta cerrada, sino que la abriГі y entrГі.

"No. Ese lado es el dormitorio".

"ВїQuГ©?"

"Dormitorios".

"ВїQuiГ©n se queda en esos?"

"Los afortunados". Joe suspirГі. "CГіmo me gustarГ­a vivir allГ­ arriba". Vieron a la otra mujer entrar en uno de los dormitorios. "Vamos", dijo Joe. "Vamos a instalarte. Tengo seis dГ­as para convertirme en un zГЎngano, o morir".

"ВїLo lograrГЎs?"

"La mayorГ­a de los piojos mueren de un trauma autoinfligido antes de metamorfosearse en zГЎnganos obreros".

Catalina se inclinГі cerca de Joe. "ВїQuiГ©n es ese viejo cabrГіn? ВїEl cascarrabias?"

"William Thomas Edison".

"ВїEn quГ© estГЎ trabajando, en un arado nuevo?"

Joe se rГ­o. "EstГЎ diseГ±ando un sistema para recoger agua del aire usando nanotubos".

"ВїEn serio? ВїQuГ© hay dentro de los nanotubos?"

"Nadie lo sabe. No hablarГЎ hasta que lo haga funcionar".



* * * * *



DespuГ©s de que Catalina llevГі el cable de extensiГіn desde la toma de corriente hasta su escritorio, enchufГі su iPad para cargar la baterГ­a.

En su camino de vuelta a la sala de suministros, se detuvo en el baГ±o. Mientras se lavaba las manos, sus ojos se posaron en la tapa del grifo de agua frГ­a.

DespuГ©s de secarse las manos con una toalla de papel, sacГі dos objetos del bolsillo de su falda. El primero era una pequeГ±a placa ovalada de latГіn que decГ­a "Hospital PsiquiГЎtrico Evangeline" grabada en el metal. El segundo era un micro destornillador. MetiГі la placa en su bolsillo y quitГі la funda de cuero que habГ­a diseГ±ado para el destornillador.

Trabajando el borde afilado bajo la tapa cromada del grifo, lo sacГі.

EnjuagГі la tapa metГЎlica y la secГі.

ManteniГ©ndola a la luz, admirГі la letra "C" impresa en la tapa.

"Es hermoso", susurrГі. "Un Гіvalo perfecto".

DespuГ©s de quitar la tapa del agua caliente, con su bonita "H", Catalina la limpiГі y dejГі caer ambas tapas en su bolsillo. Luego deslizГі el destornillador en su funda y lo guardГі.

En el almacГ©n, encontrГі una lГЎmpara de escritorio. Se llevГі la lГЎmpara y una caja de tizas de colores a su lugar de trabajo.

Mientras sorbГ­a su jugo de naranja, leyГі artГ­culos de investigaciГіn y tesis doctorales de JSTOR, una biblioteca digital de revistas acadГ©micas. Su interГ©s se centraba en los Гєltimos avances en electrГіnica orgГЎnica.

DespuГ©s de dos horas, se inclinГі hacia atrГЎs y se frotГі los ojos. MirГі a la pared de ladrillos por un momento, y luego a la luz tenue que entraba por el sucio tragaluz.

A continuaciГіn, leyГі una tesis acadГ©mica durante mГЎs de una hora, tratando de descifrar la jerga tГ©cnica. A la hora del almuerzo, fue a la cocina, y en la nevera vio varios contenedores con nombres escritos.

"No toques la comida de nadie mГЎs".

El tipo se acercГі a ella para tomar un tazГіn de Tupperware rosa con el nombre 'McGill' escrito en el lateral con un marcador mГЎgico negro. La sacГі a codazos para alcanzar un tГ© de melocotГіn Snapple.

"Disculpe". Ella se alejГі de Г©l.

Sin responder, llevГі su tazГіn al microondas. Mientras su comida se calentaba, escribiГі "Sopa de carne con trozos" en el tablero de borrado en seco montado en la pared, donde habГ­a varios otros artГ­culos de comestibles.

Se apoyГі en el mostrador junto al microondas, cruzГі los brazos y mirГі fijamente a Catalina.

Su barba de dos dГ­as era color marrГіn oscuro y bien recortada. Sus ojos color azul persa podrГ­an ser bastante expresivos, si los dejara. Su cabello largo era un tono mГЎs claro que su barba. AtlГ©tico y bien peinado, lo Гєnico que le faltaba era simpatГ­a.










Lo ignorГі mientras buscaba en el congelador algo que calentar para su almuerzo.

"Los piojos comen fideos ramen". Dijo mientras miraba el temporizador del microondas.

Catalina sacГі un paquete del congelador; "Carne asada y arroz". LeyГі las instrucciones.

"Siete minutos", dijo cuando el microondas sonГі.

"Dice 'Cinco'".

"Se necesitan siete, Piojo". TomГі su comida caliente y su bebida frГ­a, y luego la rozГі. "Y limpia bien cuando termines".

Ella lo vio dirigirse a uno de los cubГ­culos.

Un zГЎngano idiota bastante antipГЎtico.

Puso el temporizador en cinco minutos.

DespuГ©s de tomar un tГ© dulce Snapple Straight Up de la nevera, lo sorbiГі mientras esperaba que su almuerzo se calentara.

Los trozos de carne estaban apenas calientes despuГ©s de cinco minutos. ProgramГі el temporizador para dos minutos mГЎs.

Ese maleducado zГЎngano McGill. Pudo haber sido amable al respecto.

VolviГі a su escritorio, y mientras comГ­a, encontrГі un artГ­culo sobre los nervios sintГ©ticos.

Mientras leГ­a sobre un sistema nervioso artificial desarrollado para usar con prГіtesis, hizo clic en los enlaces a mГЎs artГ­culos de investigaciГіn.

Su almuerzo olvidado se enfriГі mientras estudiaba pequeГ±os circuitos orgГЎnicos impresos en la piel de una persona.

Treinta minutos despuГ©s, se sorprendiГі cuando su telГ©fono sonГі.

"ВЎEstГЎn prohibidos los telГ©fonos!" alguien gritГі desde atrГЎs de ella.

Se volviГі para ver a varias personas que la miraban fijamente. El viejo hizo un movimiento de corte en su cuello.

DespuГ©s de poner su telГ©fono en "modo aviГіn", ella respondiГі a la llamada.

"Hola, Cat. ВїCГіmo va todo?" Marilyn, su compaГ±era de cuarto, preguntГі.

"Te enviarГ© un mensaje de texto", susurrГі Catalina.

"ВїPor quГ© no puedes hablar?" Marilyn tambiГ©n susurrГі.

"SГіlo texto".

"Bien".

"Acabo de hacer enojar a todos los Piojos de nuevo con la llamada telefГіnica", Catalina le enviГі un mensaje a Marilyn.

"ВїNo puedes usar tu telГ©fono en ese estГєpido lugar?

Aparentemente no. Como en todo lo demГЎs, aprendo cuando me gritan.

"Entonces, Вїlograste entrar?

SГіlo por treinta dГ­as. Si produzco algo en ese tiempo, podrГ© quedarme mГЎs tiempo.

"Al menos estГЎs dentro".

"Correcto".

Voy a pedir una pizza. Cecil, Mack y Debbie van a venir. ВїA quГ© hora llegarГЎs a casa?

"No me esperes despierta".

"ВїVas a pedir comida? Marilyn preguntГі.

"No, tienen comida aquГ­".

"EstГЎ bien. Nos vemos mГЎs al rato".

"O.K".

Catalina volviГі a su lectura y encontrГі que un estudiante de postgrado en el MIT habГ­a usado una impresora 3D para producir una mano parecida a la humana con nervios sintГ©ticos.

Se asustГі cuando alguien se parГі al lado de su silla.

La pelirroja que habГ­a visto en la oficina de VГ­ctor se quedГі mirando la computadora de Catalina.

Oh, Dios. Otro odioso zГЎngano.

"ВїOcurre algo?" Catalina preguntГі. Los pendientes de jade de la pelirroja le llamaron la atenciГіn.

"Son las cuatro y cinco, Saylor".

Catalina mirГі la esquina inferior derecha de su pantalla. "SГ­, correcto. Gracias." MirГі fijamente a la pelirroja.

"Tienes una cita con el Sr. Templeton".

"ВЎOh, mierda!"

Se echГі hacia atrГЎs y agarrГі un bloc de notas. La mujer la llevГі hacia la puerta de la oficina de VГ­ctor, la abriГі y entrГі delante de Catalina.

"Srta. Saylor". Victor le hizo seГ±as para que se sentase en una silla frente a su escritorio.

La pelirroja tomГі la silla junto a ella. CruzГі las piernas, se ajustГі la falda verde esmeralda y se colocГі un bloc de notas en el muslo.

"ВїQuГ© piensas de este lugar hasta ahora?" preguntГі.

Catalina pensГі por un momento. "La hostilidad, la groserГ­a, todo el mundo es malo..." MirГі a la pelirroja. "Excepto por Joe".

"SГ­, es un buen tipo. ВїEncontraste todo lo que necesitas?"

"Veo que tenemos impresoras, un escГЎner y una fotocopiadora, pero no una impresora 3-D".

"ВїPara quГ© quieres una impresora 3-D?"

"Quiero imprimir una mano, y tambiГ©n algunos circuitos orgГЎnicos." Catalina notГі por el rabillo del ojo a la pelirroja que la miraba, luego la mujer mirГі a VГ­ctor.

"ВїDe quГ© tipo de impresora tridimensional estamos hablando?"

"Una Dremel Tres-D-Veinte".”

La otra mujer escribiГі en su cuaderno. "ВїCГіmo se escribe eso?" preguntГі.

Catalina se lo deletreГі.

"ВїQuГ© harГЎs con la mano y los circuitos?" preguntГі VГ­ctor.

"El programa de ecolocalizaciГіn que estoy escribiendo necesitarГЎ toneladas de datos para el aprendizaje de la mГЎquina".

"SГ­, supongo que sГ­. ВїQuГ© lenguaje de computadora estГЎs usando?"

"Python".

"ВїEs difГ­cil de aprender?"

"Bueno, si estГЎs familiarizado con Perl y Java, no es demasiado difГ­cil".

"Hmm... Ya veo".

"ВїQuГ© hay con los dormitorios?" Catalina preguntГі.

"Los candidatos con circunstancias especiales a veces son asignados a un dormitorio".

"Defina 'circunstancias especiales'".

"DespuГ©s de dos semanas, si todavГ­a estГЎs aquГ­, hablaremos de eso. Mientras tanto, necesito tus estados de cuenta de las cuatro compaГ±Г­as de tarjetas de crГ©dito y cualquier otra factura vencida que tengas".

"Ya no envГ­an estados de cuenta en papel".

"Pero puedes enviГЎrmelos por correo electrГіnico, Вїverdad?"

"SГ­".

"Y tu estado de cuenta bancaria".

Catalina mirГі a la pelirroja, que estaba tomando notas de nuevo.

"Sr. Templeton", dijo Catalina. "ВїPor quГ© necesita mis finanzas?"

"Curiosidad". ВїAlgГєn problema?"

Ella se encogiГі de hombros. "Supongo que no".

"ВїHay algo mГЎs que necesites?" preguntГі.

"La computaciГіn en nube de AWS estarГ­a muy bien".

"ВїPor quГ© necesitas eso?"

"Mi iPad no serГЎ capaz de manejar el cГєmulo de datos".

"Tenemos un servidor Power Edge T-Six-Thirty".

"Lo usГ© para conectarme a Internet, pero es demasiado viejo y lento. LlevarГ­a un aГ±o procesar una hora de datos".

"Discutiremos lo del AWS despuГ©s de dos semanas. ВїAlgo mГЎs?"

Catalina negГі con la cabeza.

VГ­ctor abriГі una carpeta de manila y sacГі algunos papeles. Los deslizГі por el escritorio.

"ВїQuГ© es esto?" Catalina preguntГі.

"Nuestro contrato".

RevisГі los papeles. "ВїOcho pГЎginas?"

"No, sГіlo cuatro. Son dos copias".

DespuГ©s de leer el primer pГЎrrafo, pasГі a la pГЎgina cuatro y vio un lugar para su firma. Victor ya habГ­a firmado con su nombre.

"LlГ©vatelo a casa esta noche y lГ©elo de nuevo. Puedes firmarlo maГ±ana".

"ВїY si no firmo?"

"Entonces no podemos ayudarte".

MirГі fijamente el contrato por un momento. "ВїPuede darme la versiГіn abreviada? ВїSГіlo los puntos mГЎs importantes?"

"Dice que la Incubadora de Qubit se compromete a proporcionarle un espacio de trabajo seguro y tranquilo a cambio del cinco por ciento de los beneficios netos, si los hubiera, de cualquier producto o idea producida durante la vigencia de este contrato. Usted puede recibir otros beneficios que se consideren necesarios".

"ВїSe necesitan cuatro pГЎginas para decir eso?"

"Hay muchos detalles legales. Por eso creo que deberГ­as tomarte el tiempo de leerlo antes de firmar tu nombre".

"ВїY si nunca produzco un producto comercializable?"

"Entonces terminamos el contrato, y eres libre de dejarnos, sin deber nada".

Catalina le extendiГі la mano a la pelirroja, con la palma hacia arriba.

"ВїQuГ©?" preguntГі la pelirroja.

"Tu bolГ­grafo".

Catalina firmГі la primera copia, se la pasГі a VГ­ctor y luego firmГі su copia.

"Bien". ColocГі el contrato en la carpeta. "ВїQuГ© tal tu espacio de trabajo?"

"EstГЎ bien. Un poco sombrГ­o, pero estГЎ bien. ВїCuГЎl es el horario de trabajo?"

Le dio una tarjeta llave. "Si sales despuГ©s de las seis de la tarde, asegГєrate de que la puerta estГ© cerrada con llave. Espero que todos estГ©n aquГ­ de ocho a cinco, excepto el domingo y el domingo mГЎs uno".

"ВїDomingo mГЎs uno?"

"SolГ­amos llamarlo lunes, pero ya no tenemos lunes. El dГ­a despuГ©s del domingo, todo el mundo llega tarde y se va a cualquier hora despuГ©s de las dos. El martes es el comienzo de las ocho a cinco. Los sГЎbados son informales, llegan tarde y se van temprano. Eres libre de venir el domingo si quieres".

"Bien. ВїMucha gente trabaja hasta tarde?"

"La mayorГ­a de los que estГЎn en libertad condicional dedican mucho tiempo".

"ВїLibertad condicional?"

"EstГЎs aquГ­ en libertad condicional durante los primeros treinta dГ­as. Creo que a los que estГЎn en libertad condicional se les llama 'Piojos' por ahГ­". VГ­ctor inclinГі su cabeza hacia el toril.

"SГ­, y los zГЎnganos tienen cubГ­culos".

"AsГ­ es".

"ВїY los Monarcas suben a las oficinas?"

AsintiГі con la cabeza.

"ВїCГіmo un zГЎngano se convierte en un Monarca?" Catalina preguntГі.

"Cuando recibe una patente sobre una idea o un dispositivo".

"Una patente. Suena bien".

"Tienes que darle a ese cafГ©..." MirГі a la pelirroja.

"El especial de platos azules de Hugo", dijo.

"ВїCГіmo has...?" Catalina comenzГі. "No importa".

"ВїTienes que avisar cuando renuncias?"

"Basta con una llamada telefГіnica. No tengo que hacer nada como un aviso de dos semanas. Hugo puede encontrar fГЎcilmente a alguien que ocupe mi lugar".

"Probablemente deberГ­as hacer esa llamada hoy".

"EstГЎ bien". Se puso de pie. "Mejor me pongo a trabajar".

"No te olvides de los estados financieros".



CapГ­tulo Tres



A las 7:30 p.m., Catalina calentГі una taza de fideos Ramen.

"ВїQuГ© te parecen esos fideos?" preguntГі un afroamericano delgado mientras sacaba del refrigerador un tazГіn de vidrio cubierto con papel de aluminio.

"No estГЎ mal", dijo Catalina. "Me gustan porque son rГЎpidos y fГЎciles de preparar".

El microondas sonГі, y ella sacГі su taza humeante, mientras le abrГ­a la puerta. "Tu turno, Drover".

Se arrugГі la frente. "ВїMe conoces?"

"SГ­, y tambiГ©n tu nombre estГЎ en el papel de aluminio."

El joven se rГ­o. "LlГЎmame 'Alex'." DespuГ©s de quitar el papel de aluminio, puso su tazГіn de purГ© de papas y salsa en el microondas.

"Me llamo Catalina Saylor".

"ВїEn serio? Catalina es una isla. ВїCГіmo se escribe ese apellido?"

Ella lo deletreГі.

"Un juego de palabras genial de tus padres. Una isla y un marinero".

"SГ­, eran bastante guays".

La mirГі, pero no le preguntГі sobre la palabra "eran". "ВїEn quГ© estГЎs trabajando?"

"Convirtiendo las ondas de sonido de ecolocalizaciГіn en impresiones tГЎctiles".

"Mierda".

"Lo sГ©, y sГіlo me quedan veintinueve dГ­as para probar el concepto. ВїY quГ© hay de ti?"

"Estoy trabajando en cГ©lulas solares flexibles", dijo Alex.

TomГі un sorbo de su taza de fideos. "ВїCГіmo que flexible?"

"Como una tela que podrГ­a convertirse en ropa".

"Bonito". PodrГ­a dar un paseo bajo el sol y cargar mi telГ©fono muerto al mismo tiempo".

"Y el telГ©fono de tu novio tambiГ©n".

"Que se joda", dijo ella. "Puede conseguir su propio cargador".

"Ouch, eso es duro. ВїLo que te hace es tan malo?"

"Me dejГі. Tengo que volver a ello".

"SГ­, yo tambiГ©n. Tengo siete dГ­as antes de caer muerto".

"Lo lograrГЎs", dijo ella.

El microondas sonГі. "MГЎs tarde".

En el borde del toril notГі un gran pizarrГіn en la pared junto a una pantalla de proyecciГіn. TenГ­a una lista de nombres, fechas e informaciГіn. En la parte superior podГ­a leerse: "Patentes concedidas".

El primero era de Wayne Ponicar, Cuerpo de Agua TerapГ©utica.

El siguiente era de Dwight Calister, Silla de ruedas para subir escaleras.

Seguido por varios nombres mГЎs y sus inventos.

Cuando regresГі por el toril, vio a nueve personas que seguГ­an trabajando.

Mientras comГ­a en su escritorio, vio un video en YouTube de una mano protГ©sica. ApagГі el sonido para que no le gritaran.

A la mitad de sus fideos, comenzГі a codificar un nuevo programa.

Cuando se inclinГі hacia atrГЎs para estirar los brazos sobre su cabeza, se dio cuenta de que era mГЎs de medianoche. Girando en su silla chirriante, vio que todos los escritorios de los piojos estaban vacГ­os. A travГ©s de la puerta de uno de los cubГ­culos, vio a un tipo trabajando en su ordenador.

ZГЎnganoidota McGill. ВїPorque estГЎs aГєn ahГ­?

Se encogiГі de hombros y se volviГі para mirar su pared de ladrillos. DespuГ©s de un momento, se puso de pie, sacГі su silla del camino, y luego apartГі el escritorio de la pared.

NotГі que McGill le frunciГі el ceГ±o cuando el chirrido del escritorio en el piso de concreto llamГі su atenciГіn. Ella lo ignorГі.

Frente a su escritorio, mirГі fijamente a los ladrillos por un momento, y luego abriГі su caja de tizas de colores.

Alrededor de la 1 a.m., Catalina escuchГі a McGill hacer bastante ruido en su escritorio, aparentemente preparГЎndose para irse a casa.

Supongo que quiere que sepa que se va. AdiГіs a una fea molestia.

Ella no se volviГі para darle la satisfacciГіn de saber lo molesto que pensaba que era.

Eran mГЎs de las 4 a.m. cuando ella saliГі por la puerta lateral, y luego se asegurГі de que se cerraba detrГЎs de ella.



* * * * *



Catalina durmiГі casi tres horas, y luego volviГі en su ciclomotor a la Incubadora.

Con una taza de cafГ© y una rosquilla rellena de crema salida de una caja de Krispy Kreme que habГ­a quedado del dГ­a anterior, volviГі a su programaciГіn.

A las 9:30, Joe se dirigiГі a su escritorio.

"EstГЎs dibujando algo en tu pared", dijo Joe.

Catalina lo mirГі por un momento. "SГ­, empecГ© a hacerlo anoche".

"ВїQuГ© va a ser?"

"No estoy segura todavГ­a. ВїCuГЎl es tu proyecto?"

"Gafas de teleobjetivo".

"ВїEn serio?" PermaneciГі callada por un momento. "ВїCГіmo los controlas?"

"SerГЎ mediante un display en la superficie interior de las lentes. El movimiento de los ojos lo encenderГЎ y apagarГЎ, y regular el nivel del zoom".

"Me encantarГ­a tener un par de esos", dijo ella. "PodrГ­a estar en un viaje por carretera y acercarme a una cadena montaГ±osa en la distancia sin tener que quitar las manos del volante".

"Exactamente".

"Es una idea genial".

"Gracias", dijo Joe.

"ВїQuiГ©n es esa pelirroja?"

"La asistente de Victor, Tracy".

"No es muy amigable".

"Es solo profesional", dijo Joe. "Bueno, tengo que volver al trabajo".



* * * * *



En la oficina exterior, Tracy abriГі el cajГіn de su escritorio. CogiГі un pendiente con una piedra de jade ovalada rodeada de oro y lo metiГі por el agujero del lГіbulo de su oreja izquierda. Cuando buscГі el segundo, no estaba allГ­. ApartГі los lГЎpices y los clips, pero no los encontrГі.

"ВїQuГ© demonios?" susurrГі mientras abrГ­a otro cajГіn.



* * * * *



A las 3 de la tarde, dos trabajadores llevaron una gran caja al lado del escritorio de Catalina. Sin decir una palabra, abrieron la caja y quitaron el plГЎstico de burbujas.

Catalina sonriГі. ВЎLa impresora 3D!

Tracy se acercГі para supervisar a los hombres mientras la instalaban.

Pronto tuvieron la mГЎquina preparada y conectada al protector de sobretensiГіn de Catalina.

Uno de los hombres la encendiГі y realizГі algunos diagnГіsticos, mientras el otro hombre limpiaba el material de embalaje.

Aparentemente satisfecho de que todo estuviera en orden, el hombre le entregГі un portapapeles a Tracy. "Su firma, por favor".

Tracy firmГі el formulario, y luego cambiГі el portapapeles por un grueso manual.

Los dos hombres tomaron la caja y el material de embalaje y salieron del edificio.

Varias personas en el toril miraron fijamente a Catalina, Tracy y la nueva impresora.

DespuГ©s de que Tracy le dio el manual a Catalina y comenzГі a dirigirse a la oficina exterior, uno de los piojos preguntГі, "ВїPor quГ© ella tiene una impresora 3-D?"

"No tengo ni idea, Crammer". La puerta se cerrГі detrГЎs de Tracy.

Mientras Catalina leГ­a el manual, McGill se acercГі a examinar la impresora.

"ВїPor quГ© tienes una impresora 3-D?" preguntГі.

"No es mГ­a, McGill. Pertenece a la Incubadora".

"ВїCГіmo podemos usarla cuando la tienes en este lugar?"

"Tiene Wi-Fi. Si consigues unos crayones de colores y una gran cartulina, intentarГ© hacer un dibujo de cГіmo un dispositivo perifГ©rico de Wi-Fi puede ser conectado a un servidor. El dibujo serГЎ grande y simple, algo que puedas comprender".

Joe se rГ­o cuando dejГі su escritorio en el toril.

McGill se girГі para mirar a Joe cuando se acercГі a ellos.

Joe le sonriГі a McGill.

"SГ© cГіmo funciona el Wi-Fi, Piojo", dijo McGill. "ВїPero por quГ© no lo instalaron junto al servidor en vez de aquГ­?"

Catalina cogiГі un chip de memoria de 32 gigas que venГ­a con el manual de instrucciones y lo conectГі a una ranura de su iPad. "Eso es algo que tendrГЎs que tartar con Tracy". PasГі una pГЎgina del manual.



* * * * *



A las 5 p.m., Catalina habГ­a instalado el rollo de filamentos de nylon que venГ­a con la impresora y estaba lista para imprimir la imagen de muestra del chip de memoria.

Mientras la impresora vibraba y el filamento de nylon se introducГ­a en el cabezal de impresiГіn, un objeto color rojo brillante comenzГі a formarse.

Varios piojos y dos zГЎnganos vinieron a ver como se acumulaban capa tras capa en la cama de la impresora.

"ВїQuГ© es eso?", preguntГі alguien.

Catalina se encogiГі de hombros mientras miraba.

"ВїUna especie de estatua?" preguntГі otro piojo.

"Tal vez".

"Es una pieza de ajedrez", dijo Joe.





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